Por José Cabrales López.
Para nadie es un secreto que la Responsabilidad social está de moda, las grandes empresas Colombianas han puesto en marcha un tema importante en el marco de sus políticas, la tan nombrada estrategia solidaria deja ver el espíritu con sentido social que tenemos los colombianos, y a la vez son retribuidos de cierta forma con una publicidad corta pero que en realidad lleva consigo una carga emocional que impacta.
La Responsabilidad Social como ese nuevo mecanismo de solidaridad que las grandes empresas han querido adoptar, no solo es una estrategia publicitaria para demostrarle al país que los millonarios empresarios en realidad si hacen su aporte a los más necesitados, sino que además pueden cambiar la imagen de su empresa, y más si estas han pasado por escándalos corporativos.
Hace unos días nos enteramos por los medios, que nuestra querida y famosa cantante Shakira estaba en conversaciones con la presidenta de Brasil: Dilma Rosseff, para llevar a cabo una serie de obras sociales con niños de ese país. Obviamente la intención mostrada a los medios es la mejor y de cierta forma nadie hace crítica a ese asunto porque siempre habrá beneficiados en este tipo de proyectos, así el creador de la iniciativa tenga otras.
Pero en realidad no se necesita ser adivino para darse cuenta que los artistas hoy en día van más allá de despertar un sentido social, sino también un protagonismo en el que muchas veces se ve reflejado en sus vidas privadas.
La actitud de los diferentes medios de comunicación tanto nacional como internacional, ha sido errada en el sentido de mostrar y darle más protagonismo a la vida privada de los artistas, que a las obras y la labor social que hacen, tal vez estamos acostumbrados a un morbo totalmente amarillista donde nos importa un bledo que en Japón hallan miles de damnificados, o que en el municipio de Bello, Antioquia murieron decenas de personas por vivir en lugares de alto riesgo, de una u otra forma estamos siendo testigos de cómo el romance de Shakira influye más que un fenómeno político, social o económico.
Para las grandes empresas ya es una obligación, tener un objetivo de responsabilidad social, que cumpla con unos requisitos para el público beneficiado pero a la vez, es también prioridad impulsar publicidad y el buen sentido social a través de los medios de comunicación.
Donde queda aquel derecho a la privacidad, si los mismos artistas también permiten que sus vidas privadas sean públicas para vender mas discos, ser protagonistas de la próxima telenovela, o incursionar en el modelaje?, es el mismo contexto el que influye en que los medios hoy en día se valgan de cualquier cosa para tener la primicia de una estrella de la farándula nacional o internacional. Los medios como gestores de opinión pública están siendo pioneros en un negocio rentable, la vida privada de los famosos ligada a su sentido de responsabilidad social.
Estamos lejos de crear cultura ciudadana, mientras pocos influyen en capacitar y concientizar, los medios siguen atenuando lo que para unos pocos es importante pero reluciendo lo que para muchos es cotidiano.